El cambio es de esas cosas que son inevitables y todos nos hemos visto expuestos en algún punto de nuestras vidas a ello. El cambio a ser un niño, adolescente, adulto, del colegio a la universidad, al trabajo y la vida "adulta".Es parte de la experiencia humana y aún así, nos es tan dificil y tan compleja, hay que afrontarlo

Porque el cambio tiene muchas caras, unas más inocentes y llenas de futuro y otras más sombrías, como el cambio supremo, el de la muerte. Tantas cosas que nos fuerzan a cambiar y salir de los ritmos acostumbrados. El quiebre con lo cotidiano

Pero lo cotidiano no es solo el hacer habitual, las idas y vueltas de la casa al colegio, a la universidad, al trabajo; del lavado de ropa del fin de semana, de los paseos. Lo cotidiano es también lo que omitimos que está ahí, lo mundano que muchas veces parece más una imagen de fondo que una vida, porque nos vemos consumidos por el incesante quehacer de la costumbre como cotidiana ignorando nuestro contexto

Porque en mirar eso que está fuera de nuestro foco de atención momentáneo, muchas veces, también es experimentar un cambio

Soy la primera en admitir que he cambiado. Quizás no en sustancia profunda, pero como todos, con el paso del tiempo y las circunstancias, he cambiado. En parte dejé de ser quien fui, porque también dejé de habitar el mundo que existía. Pero estos últimos años me han forzado a ese temido cambio, quizás el más dificil para muchos afrontar, el cambio del error.

Y no es primera (ni será última) vez que pueda estar equivocada en algo, estoy lejos de aspirar a la perfección. Pero ha sido más el engaño, propio y social, lo que más me ha molestado de este cambio.

La pandemia fue la primera señal de alerta.

La falta de cuidado, criterio, empatía e incapacidad mínima de sacrificio con el fin de prevenir la dispersión de una enfermedad potencialmente mortal fue impactante. No sólo en el general, también en el círculo cercano. Cuidarse solo para que alguien más te enferme, sin saber las consecuencias ni repercusiones a largo plazo. Pero el bienestar individual es más importante, salir, "vivir", reunirse.

Ni una medida de cuidado de prevenir el impacto poblacional que tendrá el SIDA aéreo (que si, no es sida propiamente tal, pero el comportamiento en torno al debilitamiento y agotamiento del sistema inmune es parecido, primos hermanos, como los cuicos) a largo plazo, ni un recuerdo de los fallecidos en la pandemia y la necesidad de volver a la "normalidad", algo que nunca fue normal.

Post estallido y en etapa de normalización de la pandemia, es más claro quizás la alerta respecto a la resistencia al cambio, a que todo vuelva a ser como era, a retornar a un tiempo mejor

Lo más duro de este cambio fue el entender, asumir y comprehender que literalmente el mundo en el que crecimos ya no existe. Ese mundo, ese planeta, materialmente, ya no es el mismo y no va a volver. Nada de lo que fue volverá de la misma forma. Por eso la historia no se repite, pero rima

Palestina fue lo que terminó de quebrarlo todo

Pero ese es otro post que quedará hipervinculado en su momento

Antes ya había cambiado y prejuicios que tenía muy arraigados pese a la educación. Porque a veces los prejuicios parecen hechos y creo que eso pasa mucho respecto a "los otros" que no pertenecen al mundo europeo, blanco, occidental. Los aprendemos en todos lados y la sociedad está llena de ellos, los rusos violentos, los árabes terroristas, los sudamericanos narcos y ladrones, los chinos eternos esclavos

Y muchos de esos discursos, que se encuentran en todas partes, no resultan ser más que propaganda. Cómo afecta el lenguaje nuestra percepción del mundo y de los otros. Como esa reiteración en los medios va forjando una realidad de los hechos, de las cosas, como una verdad absoluta

Quizás uno de mis mayores prejuicios era contra le mundo árabe y en especial, el musulmán. Los recuerdos de las torres gemelas y la campaña brutal posterior de deshumanización, en parte, surtió su efecto en mí. Musulmanes agresivos y machistas, peligrosos. Y ello se vio confirmado con las advertencias al ir a Europa respecto a problemas que podrían presentarse con estos grupos, y confirmado en la francia cuando fui asechada con unas amigas como una presa, seguidas y acorraladas por un grupo de hombres arabes.

Vi por primera vez también mujeres cubiertas de pies a cabeza con sus hombres del brazo, asumiendo siempre que ello era opresión, porque la religión no es otra cosa, en especial cuando naces y te crías en latinoamérica, en donde el colonialismo llegó en barco con biblias bajo el brazo, sacrificando civilizaciones en nombre de dios. Cómo van a tener otra opción esas mujeres

Y el sesgo de confirmación aplica, porque esas situaciones confirmaron de alguna forma como hechos todos esos relatos fantasiosos del enemigo, evitaron el cuestionamiento del relato predominante

Pero no fue hasta unos años después, luego de unos años de lucha estudiantil pinguina y ahora universitaria, que llegaron las noticias de Siria, los peshmerga, ISIS y el Estado Islámico (EI). Este último era como lo peor de lo peor, la musulmanización forzada del mundo. Y fue Siria lo que me hizo cuestionarme, el mundo árabe y musulmán pues el discurso, parecía absurdo, insostenible en el siglo 21

Leí el Corán por primera vez y no entendía porque los Cristianos y Musulmanes son enemigos si literal es su mismo dios y los musulmanes consideran a Jesús un profeta y que el evangelio es real y se aplica. No tiene sentido al principio, habiendo tantas religiones tan diferentes, estas hermanas han tenido tantos conflictos

Y la respuesta resulta ser poder

Pero en ello también hay un montón de propaganda y colonialismo. Hay mucho de proyección imperial que persiste hasta el día de hoy y quizás tiene que ver con las formas de ver el mundo, las concepciones ideológicas en donde algunos se creen el centro del mundo, la luz, la relevancia.

Una de las visiones más violentas al respecto es el considerar que los periodos desde la guerra fría a la actualidad, son de los más pacíficos en la historia de la humanidad. Claro! Cuando la historia de la humanidad, la historia universal que te enseñan es europa como la luz del conocimiento y del mundo moderno, la falta de conflictos armados directos asociados a su paz, su prosperidad, es pacífico

Y el resto de nosotros, el tercer mundo que continuó viviendo los embates coloniales ahora vestidos de otra forma, ya no con sus bilbias bajo el brazo pero con sus billetes de papel y propuestas de inversión. El resto que sufrimos la ira colonial ante el atismo de autodeterminación, los golpes, matanzas, todo para que puedan tener paz y progreso.

Y tuve que aprender y entender para darle sentido a cosas que no parecen tenerla, a buscar explicaciones en un mundo lleno de contradicciones, verdades opuestas, me informé y cambié mi opinión, respecto a muchos prejuicios que tenía, causados por la narrativa, el discurso, el relato, occidental.

Construir un relato distinto del mundo que nos rodea cuando obtenemos nuevos conocimientos, debiese ser lo habitual.Y aprendí, entendí y vislumbré por primera vez el tener que cuestionarme narrativas de hechos, contrastarlos con otros datos e información, darle sentido al mundo que nos rodea y no volver a caer denuevo en estos errores, en estas ideas y relatos derechamente equivocados con el fin de mantener y gestionar el poder.

Por mucho tiempo defendí la democracia, la paz, los derechos humanos, el orden internacional, el derecho, como concepto de orden social, la libertad individual...cosas en las que sigo creyendo, pero hoy en forma muy diferente.

Pero no fue hasta Palestina, que mi visión del mundo se resquebrajó por completo, pues gran parte de lo que creía resultó no ser más que una ilusión y ello me llevó a querer aprender y conocer más, sobre todo, de esa parte del mundo tan obviada como la nuestra, menospreciada, asaltada y olvidada de los libros de historia y de progreso, como si no fuesen en parte de la cuna misma de la civilización. Resultó ser que el relato de la realidad y la realidad misma van en paralelo, pero no son lo mismo.

Es efectivamente como un velo, una bruma que nos permite definir figuras, contornos y conformarnos con ello, sin nunca permitirnos observar el detalle que se esconde tras de estos. Ese relato uniforme y propagandístico se va esfumando conforme va ingresando la luz y disipando, trae brillosa la realidad silenciada, oculta, disminuida, esa que nos gustaría que no existiese y por ello, hacemos la vista gorda, cerramos los ojos, nos tapamos los oídos para no escuchar los gritos desesperados de esos otros, del otro lado, víctimas de la indiferencia

Porque antes no era indiferente a palestina, pero era un caso aislado. Como el caso aislado de áfrica. O los múltiples. O los casos aislados en américa latina y el caribe. Porque te insisten en que las cosas no están relacionadas, a veces un poco, pero no, nunca tanto. Los golpes en america latina fueron una coincidencia temporal. Y son cosas que uno cree. Hasta ya bien entrados los 2000, recién se hizo parte de la verdad oficial en Chile que el golpe fue financiado y orquestado por la CIA y EEUU. Muchos no lo creen. Otros no lo consideran relevante. Y quizás, aislado, claro, no es nada. Pero en contexto, cobra otro significado, porque es parte de un plan, de algo mayor, que no es solo Chile.

Lo más duro de la experiencia del cambio, de esta al menos, es el duelo. Es la pena, la rabia, del mundo que no es. Pero no solo eso, es de darse cuenta que el mundo en el que crecimos ya no existe (literalmente, ecológicamente ya no existe), el futuro prometido jamás llegará y que necesitamos tiempo en una existencia en donde el tiempo no se detiene.

Es entender que esa visión de mundo, de futuro y de sociedad es inviable, que estamos equivocados y que hay que cambiar. Que ello requiere esfuerzo y sacrificio. Que requiere perder. Que quizás incluso, haya que perderlo todo.

El cambio es la única constante en nuestra vida. Y asumir nuestra realidad implica necesariamente cambios, aunque sea ideológico, es un paso. Y lo único que es realmente certero es que si no cambiamos, estamos condenados.

Par mi este cambio fue ese quiebre con la realidad. El imperio del derecho y la democracia, no es real, o quizás si, pero solo para quienes lo merecen. La inutilidad del derecho internacional, la performance de la democracia, todas caras de la misma moneda imperial. Todas luces de un imperio que se apaga.

TENEMOS UNA BRUJULA MORAL COMPARTIDA, me decía. Fue quizás el mayor golpe de realidad. Cuando ves que con quienes se supone compartes un piso moral, ideología política, nociones de sociedad, no solo no es capaz de sacrificar ni siquiera su comodidad, no es capaz de hablar ante la injusticia, de indignarse ante el extermino, de quebrarse el alma una y otra vez con cada pieza de niño, fue quizás el mayor golpe que sufrí en este periodo.

Creía en la libertad, entendiendo que todos tenemos una distinción clara del bien y el mal...pero resulta que al final, con tal de no molestar, no discutir, no incomodar, podemos mantener el silencio más estremecedor. Cuando como sociedades no pudimos sacrificar un tiempo de libertad y orden por protección a otros, era una señal clara que no estamos dispuestos a sacrificar nada "nuestro" por otros.

Y esa fue la experiencia del cambio, entender que efectivamente, no todos los humanos nos vemos como humanos ni nos reconocemos como humanos y que somos capaces de ser absolutamente inhumanos con otros humanos, aún cuando llamamos a la paz y la unidad con los humanos. La hipocresía al final de un sistema que oculta su gusto por el sacrificio y entender y asumir que somos parte de el, pero en especial, que nadie vendrá a salvarnos.

Estamos solos, dependenmos de nosotros mismos y está en nuestro poder ejercer el cambio, pero para eso debemos tener menos miedo, pero cada vez estamos más asustados. El cambio es inevitable y mientras antes lo entendamos y asumamos, mejor, porque el tiempo sigue avanzando inexorable